No me entraba en la cabeza que un lugar así pudiera existir. Parecía exactamente que estuviera ubicado en eso que llamamos "el fin del mundo".
Después de seis horas contracorriente, frío, lluvia y dolor de espalda por la postura obligada durante tanto rato, cuando llegamos a Lime Village fue como una aparición ver a Lisa, Tatiana y Ursula esperándonos en el muelle con una sonrisa de bienvenida de oreja a oreja.
En Lime Village viven 35 personas de la tribu de los Athabascan, es decir, son indios, y pude comprobar que en general su carácter es bastante más amigable que el de los esquimales con los que me he relacionado en Aniak.
Lo primero que nos ofrecieron fue salmón. Aquí el salmón se corta en tiras y se deja secar para después ahumarlo. Además, comer salmón es lo más sostenible pues no interviene el transporte, por lo tanto, no se abren carreteras ni se precisa petróleo.
Ursula parecía comprender porqué me sentía tan desorientada y me hizo subir al quad para ir explicándome un poco más sobre Lime Village mientras me llevaba al lugar donde íbamos a pasar la noche.
Se me agolpaban los pensamientos sin orden ni concierto...¿dormir?, ¿quién iba a poder dormir estando en un lugar así?. Me sentía totalmente privilegiada, porque era muy consciente de qué era así.
3 comentarios:
Ánimo Lorenis en tu aventura!!Que miedin no??Aqui te esperamos cuando vuelvas, que Miriam se hace muuuu grande!!Ah!!Y acuerdate de traerte eso q me dijiste de alli de Alaska eh?
Bueno, que sorpresa, vuelvo y me encuentro que estás en un lugar muy lejano, unas tierras que los rusos vendieron a los estadounidenses.
Disfrútalo.
Los Santos Inocentes.
Marta: Me acuerdo mucho de Miriam y estoy deseando verla. El encarguito,¡estamos en ello!, a ver, a ver...muchos besitos prima!!!
Vidas cruzadas: ¡Hola!!, cuánto tiempo sin saber de ti. Pues si, por aquí ando, en la otra punta del mundo para contaros un montón de cosas nuevas, es todo interesantísimo. Un abrazote!!
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